Purificación del aire: Esta hierba aromática, cuando se quema, es famosa por purificar el aire, debido a la creencia en su capacidad para limpiar áreas plagadas de plagas y sus reconocidas propiedades antimicrobianas.
Alivio del estrés: Se ha asociado con la creación de un ambiente tranquilo y libre de estrés, atribuido a su aroma calmante.
Repelente de insectos: Se sabe que su humo ahuyenta a los insectos, ofreciendo una alternativa natural a los repelentes comerciales.
Bienestar físico y mental: El descubrimiento del aceite de romero, atribuido a su donación a Isabel de Hungría en 1370, abrió caminos en el tratamiento de dolencias como el reumatismo y, potencialmente, la depresión.
Para quemar romero, puede usar un quemador o soporte de incienso, encender la punta de una ramita y luego apagar suavemente la llama, permitiendo que arda lentamente y que su fragancia y propiedades fluyan por el espacio.
Las propiedades terapéuticas: una inmersión más profunda
El humo del romero libera compuestos como el ácido rosmarínico, reconocido por sus propiedades antioxidantes y antimicrobianas, que ayudan en la purificación del aire y potencialmente protegen contra el daño de los radicales libres. Sin embargo, al considerar sus numerosas ventajas, es fundamental tener cuidado debido al potencial de quemar hierbas para liberar vapores tóxicos e irritantes.
Priorice siempre la seguridad y el uso controlado, asegurando una adecuada ventilación y evitando la inhalación excesiva de humo. Además, antes de utilizar el romero o cualquier otro remedio natural para aplicaciones relacionadas con la salud, se debe buscar asesoramiento médico profesional.
En esencia, si bien el romero encuentra su lugar de honor en las artes culinarias, sus virtudes aromáticas, simbolismos y posibles beneficios terapéuticos y ambientales lo anuncian como una hierba digna de exploración y apreciación más allá de la cocina.