1. Precalentar el horno y preparar los moldes:
Precalienta tu horno a 170 °C (340 °F). Coloca capacillos de papel en los moldes para muffins. Asegúrate de que estén bien distribuidos y que los moldes estén limpios para obtener cupcakes uniformes. Este paso es importante para evitar que los cupcakes se peguen al molde, lo que también facilita la limpieza después de hornear.
2. Preparar la mezcla de yemas de huevo:
En un tazón grande, bate las yemas de huevo, 50 g (¼ taza) de azúcar, el aceite vegetal, la leche y el extracto de vainilla hasta que obtengas una mezcla homogénea y suave. Asegúrate de que no queden grumos y que el azúcar se haya disuelto completamente. Este proceso también ayuda a incorporar aire en la mezcla, lo que contribuye a la esponjosidad final del cupcake.
3. Tamizar los ingredientes secos:
Tamiza la harina para repostería, el polvo para hornear y la sal directamente sobre la mezcla de yemas de huevo. Tamizar es clave para evitar que se formen grumos en la masa. Usa una espátula o batidor manual para mezclar todo, asegurándote de que quede una masa suave. El uso de harina de repostería le dará una textura más suave a tus cupcakes, aunque la harina común también funciona bien.
4. Batir las claras de huevo:
En un recipiente limpio y seco, bate las claras de huevo con una batidora eléctrica. Es importante que el recipiente esté completamente limpio y sin restos de grasa, ya que esto podría impedir que las claras se monten correctamente. Cuando las claras estén espumosas, añade el cremor tártaro (si lo estás usando). Esto ayudará a estabilizar las claras y a mantener su estructura. Luego, agrega poco a poco los 50 g (¼ de taza) de azúcar restantes mientras sigues batiendo. Bate hasta que las claras formen picos rígidos pero no secos, es decir, deben mantenerse firmes pero aún brillantes.
5. Incorporar las claras de huevo:
Con una espátula, incorpora con cuidado un tercio de las claras de huevo batidas en la mezcla de yemas. Esto ayudará a aligerar la masa antes de añadir el resto. Luego, incorpora el resto de las claras de huevo, haciendo movimientos envolventes. Este paso es crucial para no perder el aire que has incorporado en las claras, lo que hará que los cupcakes queden esponjosos y ligeros.
6. Rellenar los moldes para muffins:
Llena los moldes para muffins con la masa, usando una cuchara o un cucharón para llenar cada capacillo hasta aproximadamente ¾ de su capacidad. Esto permitirá que los cupcakes suban adecuadamente sin desbordarse.
7. Hornear:
Hornea los cupcakes durante 18 a 22 minutos, o hasta que la parte superior esté ligeramente dorada y un palillo insertado en el centro salga limpio. Evita abrir el horno antes de los primeros 15 minutos, ya que esto podría hacer que los cupcakes se hundan debido al cambio brusco de temperatura.
8. Enfriar:
Una vez horneados, deja que los cupcakes se enfríen completamente en los moldes antes de retirarlos. Esto permitirá que mantengan su forma y textura. Colocarlos en una rejilla de enfriamiento también ayudará a que el aire circule por debajo y evitará que se humedezcan.