En la época contemporánea, el romero asegura su lugar en aplicaciones culinarias y terapéuticas, empleándose en remedios digestivos y en la preparación de infusiones calmantes para aliviar el malestar muscular.
Además, el mundo cosmético celebra el romero como un ingrediente casi milagroso, utilizándose su aceite esencial en la formulación de jabones, champús y baños de burbujas, famosos por estimular la circulación sanguínea.
Hoy, vamos a embarcarnos en una exploración de por qué la práctica de sumergir el romero en vino blanco ha sido adoptada con entusiasmo por muchos.
Infusionar vino blanco con romero: una combinación potente
Pero, ¿por qué adentrarse en el arte de marinar el romero en vino blanco? Las respuestas están más adelante.
Para emprender este viaje se necesita un mínimo de esfuerzo e ingredientes: unas ramitas de romero fresco (o, alternativamente, 30 gramos de sus hojas secas), una jarra considerable y 500 ml de vino blanco.
Simplemente, sumerja las ramitas de romero en la jarra, seguidas del vino blanco, sellándola bien y dejándola reposar en un lugar fresco y seco durante un mínimo de siete días, permitiendo así que las propiedades del romero se mezclen con las del vino. Asegúrese de agitar suavemente la jarra todos los días. Después de una semana, cuele el vino, conserve las ramitas de romero y disfrute de un vaso pequeño de esta infusión dos veces al día.
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