¿Por qué? Las propiedades sinérgicas de la vid y el romero tienen el potencial de purificar el organismo, regular la circulación sanguínea y mitigar los niveles de colesterol…
En invierno, este líquido se convierte en un elixir que calienta y tonifica las manos y los pies fríos. Los componentes activos del romero impiden la formación de coágulos sanguíneos, protegiendo así el corazón. Por el contrario, los componentes de la vid podrían aliviar dolencias como la somnolencia y la fatiga, al tiempo que agudizan la concentración.
Además, esta preparación puede fortalecer el sistema inmunológico y tratar problemas como el reumatismo y los trastornos digestivos. Para quienes padecen de hinchazón y flatulencia, un pequeño vaso después de las comidas actúa como un digestivo natural. Por eso, usted también debería probar esta práctica: puede ser la clave para decirle adiós a numerosas molestias.